Elige una región soleada de tu jardín o del interior, al lado de una ventana o balcón donde reciba una aceptable cantidad de horas de sol directo al día. En definitiva, para eludir la sequía del olivo es primordial una aceptable gestión del cultivo, garantizando el suministro conveniente de agua y nutrientes, así como el control de plagas y patologías. De esta forma, podremos gozar de la hermosura y el gusto de este fantástico árbol a lo largo de bastante tiempo.
Acepta las heladas, salvo que las temperaturas sean inferiores de -10ºC y con salvedad de las variedades muy tempranas, cuyo fruto puede verse muy dañado por las bajas temperaturas. Se ha comprobado que la producción del olivo incrementa de modo considerable cuando el olivar recibe un aporte de agua complementaria a la de las precipitaciones, en especial en aquellas zonas o años de baja pluviometría. Como ahora hemos apuntado, el olivo es un árbol habitual del tiempo mediterráneo muy tolerante a la sequía.
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Las temperaturas máximas diurnas del verano, muchas veces sobrepasan los umbrales fisiológicos en los que las plantas tienen la posibilidad de generar biomasa. En adición, la humedad del suelo es baja, suponiendo un gran esfuerzo metabólico para las raíces, extraer el agua que demanda la evapotranspiración de la parte aérea.
Un adulto puede vivir serenamente en un ambiente seco y con mayor grado de sequía de tierra sin presentar inconvenientes. Otra virtud esencial del riego por goteo, es que deja la app de los fertilizantes diluidos en el agua de riego, práctica que se conoce como fertirrigación. Por consiguiente, quedémonos con que si contamos un olivo ornamental, no tendremos que preocuparnos del riego, a menos que se encuentre plantado en una maceta o en una región elevada. En los meses de sobra calor, habrá que estar especialmente alerta, aportando cada semana unos 70 litros por olivo.
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Afirmábamos que el olivo es un árbol muy resistente a la sequía, y lo es, puesto que se ha amoldado a vivir en la cuenca mediterránea, de manera frecuente en lugares semidesérticos en los que las precipitaciones escasean y el verano es largo y seco. En esas condiciones puede vivir pero no produce aceitunas, y si lo realiza van a ser escasas y de escasa calidad.
Esta especie que puede soportar el trasplantado en cualquier edad de su historia, puede ser sembrada aun en jardines, mejorando sus virtudes. Es con la capacidad de soportar calor, frío, sequías, heladas y suelos pobres de vitaminas y minerales, favoreciendo que cualquiera pueda ocuparse de él. El olivo es uno de los árboles más representativos de la civilización mediterránea, por lo que no es de extrañar que pueda conseguirse mucho en estas zonas. Plántalo en un ubicación donde logre disponer de espacio suficiente y una exposición radiante.
Como ya hemos adelantado al principio de este producto, si contamos un olivo en nuestro jardín y simplemente nos importa su estética, prácticamente nos podemos olvidar de regarlo. En primavera, el olivo debe estar en condiciones de hidratación muy próximas al límite. Deja la utilización de aguas mucho más salinas, ya que evita la formación de la costra superficial formada por acumulación de sodio. Al estar los goteros próximos al área de las raíces, el agua se toma rápidamente, lo que le hace más efectivo a dosis pequeñas de agua.
En verano, como comentamos, en el olivar hay que mantener en el suelo un contenido de humedad bastante para no provocar en la planta un enorme estrés hídrico, que provoque el arrugado de hojas y frutos. En el momento en que el olivar se ubica en suelos poco profundos, en zonas de veranos cálidos y con gran volumen de copa por hectárea, requerirán riegos frecuentes y rebosantes. A partir de finales de verano, en el clima mediterráneo, suceden precipitaciones convectivas, lo que de manera coloquial se conocen como “tormentas de verano”.
En el final del invierno o principios de primavera, comienza la diferenciación de las yemas. Con temperaturas primaverales de diez-12ºC se inicia el avance vegetativo, las inflorescencias, y la floración se produce entre 15 y 18ºC.
En todo caso, se recomienda efectuar un análisis previo del suelo y de los árboles para determinar cuál es la composición mucho más adecuada y ajustar el abono en consecuencia. De esta manera, se conseguirá un cultivo saludable y productivo, que permita conseguir una aceptable cosecha de aceitunas. Para echar el abono a los olivos es fundamental efectuar una planificación adecuada y entender los instantes precisos para hacer esta labor.
Además, es importante tomar en consideración que la cantidad y género de abono que se utilice dependerá de las necesidades específicas de cada olivo. Es viable recurrir a distintas opciones, como el abono orgánico o el químico, y asimismo emplear distintas técnicas de app, como los abonos líquidos o sólidos. Se debe regar según estatus hídrico del olivo, no según calendario, como puede ser la situacion en la mayoría de cultivos.
El riego en el olivo preferentemente debe ser bastante apartado en el tiempo, apoyado en riegos esenciales de varias horas, salvo en suelos poco profundos. Olivo manifestando fuerte agobio hídrico a inicios de verano, cuando el fruto está en la etapa inicial de crecimiento intenso. Los frutos no desarrollan el hueso a su tamaño, y aunque en otoño el olivo reciba un suministro conveniente de agua, la cosecha va a ser escasa pues estos frutos no alcanzarán nunca buen tamaño.