Impide plantarla bajo enormes árboles que birlen el sol directo a la planta durante todo el día puesto que no medrará si no recibe bastante sol. Por norma general, la lavanda debe regarse una vez a la semana durante los meses de verano o en el momento en que el suelo esté seco al tacto.
En los meses mucho más fríos, la recomendación es regarla a plena luz del día para evitar que la humedad se acumule a lo largo de la noche y llevarlo a cabo de forma directa en el tallo sin remojar las flores. Riego de la lavanda en maceta No es indispensable que el sustrato se seque completamente, pero sí que se evite la humedad continua del mismo.
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Cómo Proteger La Lavanda: Casa, Invierno Y Maceta
Además de esto, va a ser primordial contar con un buen drenaje en la maceta o con un suelo que filtre bien el exceso de agua, ya que las raíces no aguantan el encharcamiento. Una de las maneras de utilizar las lavandas secas es a través de saquitos para aromatizar, por servirnos de un ejemplo, la ropa del armario.
Únicamente requerirá el riego en el momento en que se plantan los esquejes y durante el tiempo en que se forman las raíces. En condiciones normales, la lavanda puede soportar sin agua durante precisamente una semana. Sin embargo, esto puede variar dependiendo de componentes como la temperatura ambiente, la humedad y la proporción de luz solar que recibe.
¿qué Género De Sustrato Precisa La Lavanda?
Es esencial nombrar que las plantas jóvenes precisan más agua que las plantas adultas. A lo largo de los primeros meses, las plántulas de lavanda precisan ser regadas con mayor frecuencia para facilitar su avance y enraizamiento.
Asimismo es común que la lavanda deje de florecer o que las flores sean de menor calidad y duración. Si se riega en exceso, sus raíces pueden pudrirse y la planta puede morir. Esto se debe a que la lavanda es originaria de regiones secas y áridas, donde está acostumbrada a subsistir con poca agua.
¿cada Cuánto Hay Que Regar La Lavanda?
Esto puede lograr que sean mucho más dispuestas a patologías fúngicas y dañar su fachada. En lugar de esto, es preferible llevar el agua directamente a la base de la planta. Debes podarla de forma regular para evitar que se vuelva leñosa y para promover su crecimiento. En cambio, si el tallo se mantiene verde y maleable, quiere decir que la planta tiene la humedad precisa.
La poda de la lavanda no debe malinterpretarse con la cosecha de la flor de la lavanda. Al proteger una lavanda, desearás mantener una manera adecuada en el arbusto, sobre todo si lo estás cultivando como seto para ornamentar un camino, esto lo lograrás con la poda adecuada. Por último, ten presente que la lavanda es susceptible a ciertas anomalías de la salud y plagas.
Sustrato Para La Lavanda
Además, es esencial que la planta reciba sol directo al menos a lo largo de seis horas cotidianas. Una buena razón para evitar, si la plantamos en tierra, que esté próxima a árboles que puedan hurtarle iluminación. La lavanda es una de las plantas mucho más identificables en un jardín, no solo por su característico color morado o su forma, sino más bien también por su olor.
Además de esto, presta atención a signos de patologías como el mildiu o la antracnosis y trata la planta con fungicidas adecuados si es necesario. Recuerda que las macetas dejan un mayor control sobre el riego de la lavanda.
Hablamos de una planta que se ha utilizado desde hace siglos para aromatizar aceites y jabones. Las flores de la lavanda tienen bastantes virtudes, entre las que resaltan su poder calmante, y su ayuda a reducir problemas respiratorios y hasta musculares.
A fin de que florezca, la lavanda necesita un periodo de reposo en invierno, por lo que es importante no regarla en demasía durante este tiempo. La lavanda es una planta que necesita poca atención y es muy resistente.