Un tercer factor relevante es el género de cultivo que se está regando, en tanto que ciertos cultivos tienen pretensiones de agua mucho más altas que otros. Adicionalmente, para la dotación de riego requerimos entender las características hídricas del suelo, que obtenemos de una analítica de suelo, como la aptitud de campo, el punto de marchitamiento y la densidad aparente. En condiciones normales, y usando métodos de riego eficientes, se necesitan cerca de 25 a 30 m3 de agua por hectárea para el cultivo de maíz. Esto significa que, en promedio, cada planta de maíz recibirá aproximadamente 500 ml de agua a lo largo de su ciclo de crecimiento.
Además, la proporción de agua de riego también va a depender de componentes como la temporada del año, la temperatura y la humedad ambiental. Para saber la cantidad de agua necesaria para este propósito, es necesario comprobar algunos componentes importantes.
Tabla de Contenidos
¿cuántos M3 De Agua Se Necesita Para Regar Una Hectárea?
Para ello, tenemos la posibilidad de utilizar aplicaciones móviles inteligentes o websites especializados que nos brinden esta información. Una forma simple de saber la proporción de agua que debemos utilizar es medir la proporción de agua que se evapora del suelo. Para ello, tenemos la posibilidad de emplear un pluviómetro, que nos permitirá comprender cuántos milímetros de agua caen sobre una superficie cierta en un período temporal determinado.
Primero, tienes que medir la área libre para el riego y determinar la emisión de agua por hora que requiere cada aspersor. A partir de estas mediciones, tendrás una mejor idea de la cantidad de aspersores que necesitas para una irrigación correcta.
El Agua Y El Riego En Las Plantas
Es importante tener en consideración que si el aspersor se emplea durante un buen tiempo, se pueden desperdiciar enormes cantidades de agua. En consecuencia, se aconseja utilizar aspersores con temporizadores para eludir el desperdicio de agua. En cualquier caso, es importante estar conscientes de que el agua es un recurso limitado y apreciado, con lo que es primordial emplearla de manera responsable y sostenible en el campo.
La introducción de sistemas de regadío en cultivos comúnmente de secano, como pueden ser el olivar o la vid, han causado que las técnicas de manejo de las plantaciones sean totalmente diferentes a eso que comúnmente se venía realizando. La utilización del agua en su enorme mayoría es de empleo agrícola, y teniendo en cuenta que es un bien cada vez más preciado, se hace indispensable calcular muy bien la cantidad que se marcha a emplear para riego. Ahora solo les queda buscar vuestra zona y el cultivo del que pretendéis informaros ¡y sacar conclusiones! Es posible que no lo encontréis en vuestra región por el hecho de que quizá no sea lo habitual, pero tenéis considerablemente más herramientas por la web, como la del SIAM.
La instalación de riego, adjuntado con el agua, deberá enriquecer el lote con las substancias NPK fundamentales para el desarrollo y la fructificación de las plantas. El suministro de los nutrientes en las dosis oportunas va a depender de un análisis del suelo y, no menos importante, del agua de riego.
Hoy en día, uno de los sistemas mucho más empleados en la industria agrícola para el riego es el sistema de aspersores. Al optar por el riego por goteo, se disminuye relevantemente el consumo de agua al evitar la evaporación y la escorrentía. Además de esto, merced a su eficacia, se puede explotar mejor el recurso hídrico y se minimiza el riesgo de problemas de sobrecarga de nutrientes en el suelo o de anomalías de la salud similares con el exceso de humedad en las raíces. Las máximas necesidades hídricas para el mango se necesitan a los 8 años de edad en el momento en que la planta adulta y productiva precisará de 60 a 120 litros por semana.
La mayor parte de los aspersores para jardines y patios residenciales usan entre 200 y 500 litros de agua por hora. Este factor es vital para eludir zonas fallecidas sin riego y, por consiguiente, afectando la salud de tus cultivos o plantas. Uno de los mayores retos a los que se encara la agricultura actualizada es el suministro de agua adecuado para los cultivos.
Desde un punto de vista agrícola, se llama eficacia en el uso del agua a la capacidad que tiene una planta de producir cosecha por cada unidad de agua consumida siendo las diferencias entre cultivos muy atractivas.
Las eficiencias en el uso del agua oscilan entre 1,5 y 2,5 kg/m3 (Estudio de las necesidades hídricas de la cebada, Hordeum vulgare L. Tierras de Castilla y León. Agricultura Vol.no.149 Extra p. 76-85).
A este ahorro de agua hay que sumarle el ahorro en energía, ya que la presión al comienzo de la instalación en la zona de aspersión ha sido de 3,5 atm, al tiempo que para el goteo solo ha sido precisa una presión en cabecera de la instalación de 2 atm. Mientras que para la instalación de goteo se optó por el riego por goteo subterráneo ya que, tratándose de un ensayo, se decidió seleccionar el sistema mucho más eficiente y con mucho más ventajas agronómicas. De todas formas, gracias a que los datos de los tensiómetros se pueden controlar en el mismo instante, tenemos la posibilidad de detener el riego en el momento en que el suelo se sature de agua o en el instante en el que se haya producido un lavado de sales suficiente. Una vez que conocemos datos de ETc y Pe, nos encontramos en disposición de poder calcular la dotación de riego de nuestro cultivo.